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Ya sabemos que a muchos les gusta el azul y amarillo y a otros el rojo y blanco. Hay quienes consideran que el mar es mejor para veranear, mientras que muchos optan por las montañas. De eso se trata la vida, de elecciones. No somos iguales ni tenemos los mismos gustos. Pero por suerte Terepín, que nació para compartir tu tarde, pensó en esto y decidió satisfacer a todos. Sus galletitas dulces son tan ricas y nobles que aceptan todo tipo de dulce y de combinación. Le dejamos la decisión a ustedes: pepas de membrillo vs. pepas de batata.
En forma divertida, y como un juego de comparaciones, trataremos de identificar a los grupos de personas que prefieren uno u otro sabor de los productos más emblemáticos, de acuerdo a sus personalidades, hobbies, hábitos, etc.
En general, nuestros amigos seguidores de las pepas de membrillo suelen ser más tradicionales y convencionales. Les gusta lo clásico, sabiendo perfectamente que nunca les fallará al paladar.
Don Membrillo, el papá de la Familia Terepín, es muy correcto y firme en sus decisiones. Suele dar las órdenes y le gusta que todo se haga como él quiere. Pero en el fondo es un ser tierno y muy dulce que se desvive por los suyos. Hasta podríamos decir que es bastante pollerudo de su esposa: Mamá Batata. Con una sola mirada alcanza para darse cuenta del amor que le tiene.
Mamá Batata, por el contrario, puede representar muy bien a aquellos que prefieren las pepas de este sabor. A pesar de ser una mujer con mucha experiencia de vida, siempre le gustan los desafíos y las aventuras de ir más allá. Es más liberal y le gustan las cosas nuevas. Algo rebelde de joven, siempre al límite, lo cual la hace más atrayente aún. Una mamá moderna como se suele decir ahora.
Una noche, durante sus vacaciones en Mar del Plata, a la familia Terepín la invitaron a cenar y a disfrutar de un excelente show en uno de los mejores cruceros que estaba de paso por la ciudad. Una salida muy divertida en la cual podían disfrutar de algo “diferente”. Mango Boy y Niña del bosque, los hijos del matrimonio, eligieron salir a bailar mientras sus papás se quedaron deliberando qué hacer. Obviamente a Mamá Batata le entusiasmaba la idea, pero Don Membrillo prefería ir a comer cornalitos al puerto y luego pasar un rato por el casino. ¿Cómo terminó todo? Le dejamos el final a ustedes, aunque suponemos que tienen una idea ¿no?
Eso sí, fuera donde fuera, Don Membrillo nunca iba a ir a ningún lado sin su termo de agua caliente para cebarse sus clásicos mates amargos.