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El arte se encuentra todos lados. Eso puede afirmarlo este vendedor de algodones de azúcar, que posee un método particular de lograr que obtengan una forma lejos de la convencional.
Todos hemos comido esta deliciosa (y empalagosa) golosina, ícono de la infancia y de los parques de diversiones, pero seguramente nadie, o muy pocos, han podido deglutir una con forma de flor.
En Japón, este hombre es capaz de producir de una manera original sus algodones de azúcar, lo que genera que los presentes se amontonen para observar su espectáculo y, por ende, aumente su clientela. Con sólo una pequeña máquina y unos tintes naturales, puede obtener una hermosa y colorida flor en apenas dos minutos.
Un verdadero artista que se la rebusca para hacer diferente su trabajo de todos los días.
Fuente: Youn ela